País Vasco: la serpiente sin el hacha

Manifestantes enseñan el anagrama de ETA a agentes de la Ertzaintza.

Texto y fotos: Fidel Raso

La buena noticia hoy, sin duda lo es, hace referencia a que ETA «ha dejado de matar» o a, algo que nadie ha visto aún, que ETA «ha entregado las armas». Diez años después, la política nacional se carga de entusiasmo en sus declaraciones porque la banda terrorista «no ha conseguido nada», y además, el esfuerzo y sacrificio de mucha gente ha logrado el tal «desarme». Con lo segundo estoy de acuerdo, pero no con lo primero. La violencia ha desaparecido, pero ahora hay que gestionar las ideas de los que apoyaron el terrorismo, que son las mismas.

Cuántas veces se ha repetido eso de que ETA tenía que dejar de matar porque había cauces políticos para «resolver el conflicto». Pues bien. Ya está. Recuerdo que un gran periodista, ya fallecido y que fue mi jefe durante bastantes años, tituló una de sus columnas de opinión allá por los años ochenta así: «Nace un partido político: ETA».

A lo largo de los años se ha demostrado la resiliencia de la sociedad española para ir superando los traumas que el terrorismo -y quienes lo amparaban- dejaron durante décadas en todos los sectores de la estructura social y del Estado. Hoy la pregunta que queda en el aire es si este mismo Estado está preparado políticamente para reajustarse constitucionalmente a las exigencias de los herederos de la bestia.

Pancarta con el lema «Esto no es España».

El nacionalismo separatista tiene en su punto de mira político a la Constitución y, en su agenda, la salida de sus presos de las cárceles. Casi nada. A la Carta Magna del 78 se la tienen jurada. Van a por los puntos que les hacen daño. Basta ver lo que escribieron y dijeron tanto durante su redacción como tras su aprobación. En un libro titulado La Constitución Española 1978 editado por Ediciones Vascas en ese mismo año podemos hacernos una idea al leer lo siguiente:

Ya nos podemos ir preparando para el chaparrón que nos cae encima.

Para el calabobos ideológico. Para el calabobos ideológico, habitual de cada día, estamos preparados en estas latitudes. Según parece, van adquiriendo la costumbre de abrir las compuertas del arsenal -ideológico-financiero-oligárquico para anegar de golpe el país. (p.12)

Tened cautela con el uso del término terrorismo (…) recordad que Viriato fue terrorista para los romanos y los guerrilleros de la independencia española fueron terroristas para Napoleón, así como Mao fue terrorista para Chaing-Kai-Shek, Fidel Castro para Batista y los vietnamitas para los americanos. (p.39)

A nivel estratégico ETA propugna la creación de un Ejército popular vasco al servicio exclusivo de P.T.V. (Pueblo Trabajador Vasco) y de la solidaridad internacional entre los pueblos y creación de una Capitanía General para las cuatro regiones históricas (País Vasco). (p.68)

Afirmamos que mientras la Monarquía respete la Constitución y la soberanía popular nosotros respetaremos la Monarquía. (p.76)

Utopías posibles. Este verano la prensa antivasca española llevó a cabo una campaña de intoxicación contra ETA (…) Qué importa que la lucha de liberación nacional en Euskadi sea similar. Aquellos son revolucionarios y aquí se es terrorista. Porque Corín Tellado, por poner un ejemplo, puede gustar a la mayoría y no por ello es precisamente un Premio Nobel. Hay demasiados Travolta bailoteando en torno al pastel que ellos llaman realidad política, para repartírselo, y si luego es necesario jugar nuevamente a travestis ideológicos, pues se juega. (p.121)

La Constitución prevé y asume en su artículo 54 el decreto y la ley sobre terrorismo (…) supone un estado de excepción para Euskadi. La Constitución asume de este modo el estado de excepción para Euskadi (…) de este modo el estado de excepción indefinido para la nación vasca (…) el estado de excepción permanente.

Familiares y amigos de presos de ETA piden su liberación.

Recordemos que en 1989, para conseguir sus actas de diputado, los parlamentarios del entonces ilegalizado partido Herri Batasuna acataron la Constitución «por imperativo legal», cosa que inicialmente no fue aceptada, pero que un año después avaló el Tribunal Constitucional en su sentencia 119/1990 de 21 de junio, con lo que se abrieron las cámaras legislativas al brazo político de ETA.

Por otro lado, Telesforo Monzón (1904-1981), destacado nacionalista durante la dictadura de Franco, que sufrió el exilio y fue uno de los fundadores de Herri Batasuna, en su regreso a España nunca ocultó sus ideas: «No ha sido ETA la que ha engendrado la violencia. Ha sido la violencia quien ha engendrado a ETA. No fue su manantial. Ha sido su fruto (…) El nacionalismo vasco no había nunca cogido las armas para hacer triunfar sus ideas (…) los gudaris (soldados) de hoy son los hijos de los gudaris de ayer. Ya no son los mismos, ya no hacen la política ni la guerra de la misma manera».

También opinó sobre Navarra, una demanda permanente de los radicales del nacionalismo:  «Nafarroa comienza en las playas del Cantábrico, que es el mar de Nafarroa. Nuestra lengua es la Lingua Navarrorum, el arrano beltza (águila negra) da sombra a todos los vascos de la tierra. Iruña (Pamplona) es la capital de Euskal Herria entera.»

Imagen tomada en un mitin del País Vasco durante el periodo constituyente.

El otro punto a conseguir por todos aquellos que estuvieron en el «mundo ETA» es la salida de sus presos a la calle. Podría  decirse que desde 1936 hasta hoy las cárceles españolas han ido dejando un resentimiento profundo en el nacionalismo vasco, en particular, en el sector proetarra y especialmente desde mediados de los años 60, que es cuando nació ETA. La lucha política que deja el desarme no va a dar tregua a ninguno de los tres pilares del Estado de derecho español en este punto.

Argumentos no les  van a faltar, basta coger cualquier manual que apoyase a la banda terrorista para verlo. En uno de ellos, titulado Hacia una Estrategia Revolucionaria Vasca, editado en los inicios de la Transición, se puede leer lo siguiente: «Sería sumamente grave que E.T.A. descuidase los aspectos políticos en relación con futuras operaciones de carácter ofensivo», o también que «El fin de la lucha en Euzkadi es la destrucción del aparato de Estado español en el territorio nacional vasco». Para llegar a esas y otras muchas conclusiones, la banda se basaba en valoraciones con interés mediático e históricas: «El Estado español dispone de los métodos más feroces para la represión de las clases populares».

Quienes así pensaban leyeron la ideología de una larga lista inacabable de personajes históricos a los que citaban en sus escritos, como Von Cklausewitz, Curcio Malaparte, Von Kriege, Truong Chinn, Albert Soboul, Salvador Allende, Paul Nizan, Earl Ofari, Pierre Jalée. S. Stojanovic, o Ch. Battelheim. También los «clásicos» más contemporáneos servían para sus análisis: Mandela, Fidel Castro, Mao Zendog, Marx y Engels, Keynes, o Adam Smith, pasando por estudiar también aquellos países que consiguieron la independencia, como cuando Pakistán reconoció el estado de Bangladés.

Todo ello ha ido generando desde mediados del siglo XX hasta hoy una fuerte base ideológica e intelectual -por qué no decirlo así- que ha calado en los discursos de la vanguardia política del terrorismo, que está apoyado por un amplio núcleo de población fuertemente ideologizada y que conoce perfectamente los puntos débiles del «enemigo» y, sobre todo, sabe elegir sus momentos con tácticas políticas que beneficien el recorrido «hasta la victoria final». Doy por descartado lo que escuché hace bastantes años a un ex militante de la banda durante la dictadura franquista y, posteriormente, dirigente de E.E. (Euzkadiko Ezkerra/Izquierda de Euskadi), cuya idea era que «siempre habrá alguno que se quede con el sello de ETA.»

Astucia y contundencia. Actuar con la astucia de la serpiente y golpear con la contundencia del hacha. Ese es el mensaje fundacional de ETA, reflejado en su «marca», de fondo azulado, con una serpiente enrollada en la madera de un hacha. También ahora se puede celebrar que el hacha haya desaparecido de ETA, pero queda la astucia de la serpiente.

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