Goethe en Dachau

Nico Rost entró en Dachau con un absceso en la pierna por lo que ingresó directamente en la enfermería. Gracias a que la biblioteca del Campo contaba con más de 13.000 volúmenes, pudo leer a Goethe, los hermanos Friedrich y August von Schlegel, Hölderlin y Schopenhauer. También a Rousseau, Silvio Pellico, Franz Grillparzer, August Strindberg y Jean Racine. Escribió. Escribió sobre sus experiencias en la Guerra Civil Española, su papel como opositor al fascismo desde la intelectualidad y que “llevar este diario bajo las condiciones dadas era una tarea arriesgada que sólo se pudo realizar con la ayuda de algunos amigos”. Goethe en Dachau es un diario pero se aleja de otros testimonios del sistema con-centracionario nazi en tanto que se centra en recoger las discusiones y reflexiones filosóficas, políticas…, convirtiéndose en ejemplo de cómo la cultura puede salvar a un hombre del infierno que le rodea. Por otro lado, el valor de su testimonio es incalculable en tanto que es uno de los pocos que no se plasmó a posteriori sino que fue elaborado in situ. Goethe en Dachau es, además, una defensa tranquila de la grandeza de la cultura alemana frente a la barbarie nazi. El emocionante prólogo es obra de su amiga y escritora Anna Seghers.
Esta primera edición en español cuenta con un epílogo inédito de Rosa Toran, doctora en Historia y secretaría de archivos y publicaciones de la Amical Mauthausen y otros campos y de todas las víctimas del nazismo en España, centrado en la experiencia de los 604 españoles que fueron deportados a Dachau.

Nico Rost (1896-1967)

Nico Rost nació en los Países Bajos en 1896. Entre los años 1923 y 1933 vivió en Berlín, donde desarrolló su carrera como escritor, periodista y traductor. Tradujo, entre otros, a Joseph Roth, Ernest Hemingway o Alfred Döblin.
En febrero de 1933, cuando Hitler aún no había cumplido un mes como canciller, fue encarcelado durante tres semanas en el Campo de concentración de Oranienburg, una de las primeras instalaciones de detención nazi ubicada en una fábrica abandonada. A su salida, Rost se instaló en Bruselas. Cuando estalló la guerra civil, viajó a España primero como reportero. Esta primera estancia le llevó a entrevistar, entre otros, a Dolores Ibárruri. Su segunda visita sería como invitado al II Congreso de Escritores en Defensa de la Cultura. Al acabar la contienda, regresó a Bélgica. Nico Rost trabajó a partir de entonces con varios seudónimos pero eso no le libró de la persecución nazi. En 1943 fue arrestado y encarcelado en la prisión de Scheveningen, de allí fue trasladado a Vught y finalmente al Campo de concentración de Dachau, de donde no salió hasta la liberación. El gobierno de Berlín oriental ofreció a Rost la dirección de los archivos literarios de la RDA, trabajo que compaginó con la elaboración de la biografía de Otto Grotewohl que acabó por no publicarse debido a las desaveniencias entre ambos. Tras varios cambios de gobierno, Rost decidió abandonar Alemania y dedicarse al Comité Internacional de Dachau y la construcción del Memorial en el KZ Dachau.

ContraEscritura Editorial

ContraEscritura Editorial existe porque ya existió. En un primer momento, allá por 2012, nació en Madrid como una web en la que escritores, poetas, artistas plásticos, fotógrafos y demás seres creativos, publicaban sus creaciones sin más vocación que la de mostrarse al mundo y criticarse unos a otros. En enero de 2015, renació como editorial con corazón en Barcelona y latidos en medio mundo. Ensayos del dolor propio de Salva G. Barranco fue su primer libro. Volvió a la poesía con Saliva de Macky Chuca. Una silla para la soledad, una historia de rutinas y límites fue la primera novela. Dirige este precioso imposible Marta Martínez Carro, periodista retirada a mejores letras y resiliente practicante.

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