Pajareando en Urueña

Una mirada de futuro a la naturaleza

Por Tamara Crespo

La librería Primera página es, además de una librería de periodismo, fotografía y viajes, o quizá por ello, una librería comprometida con su tiempo, y qué mayor preocupación en nuestros días que el daño que hemos causado a los ecosistemas, a la naturaleza que nos sostiene, y el legado de un futuro oscuro, una primavera silenciosa, que ya está aquí. Por eso nos preocupamos y ocupamos de difundir libros que nos orienten y nos hagan más sabios para comprender la importancia de restaurar el medio natural. No hay mejor forma de valorar y amar algo que conocerlo. Este fin de semana hemos tratado de inculcar algo de esa curiosidad, de invitar a observar nuestro entorno a los más pequeños (y a sus mayores), para que sepan que no estamos solos y que cada ave, al igual que el resto de seres vivos, cumple una función esencial y, que además, su observación, la contemplación de la belleza natural, nos produce un extraordinario gozo. De la mano de dos experimentados ornitólogos, Enma Rodríguez y Chema Lorenzo, descubrimos la riqueza que, a pesar de las continuas agresiones al medio natural, las aves, plantas y animales salvajes (desecación de lagunas y arroyos, agricultura extensiva, monocultivos, pesticidas, y ahora, molinos y placas a gran escala), aún conservan Tierra de Campos y los Montes Torozos. Algunas especies típicas de estos ecosistemas, como la Collalba y otras esteparias, están en franco retroceso o en peligro, al igual que sucede con insectívoras migratorias como las golondrinas, las mejores insecticidas.

A simple vista, con tan solo unos prismáticos y sin salir del casco urbano de Urueña pudimos observar todas estas especies: Gorrión común, Gorrión chillón, Garza real, Vencejo común, Avión común, Golondrina común, Tórtola turca, Paloma torcaz, Paloma doméstica, Verderón común, Cernícalo vulgar, Cernícalo primilla, Urraca, Águila calzada, Buitre común, Milano negro, Abejaruco, Estornino negro, Mirlo común y Cigüeña blanca. Chema nos explicó que con solo introducir especies de peces autóctonos en la laguna artificial junto al castillo, fuente de comida -insectos- y agua para los pájaros, podría atraerse a otras especies como el espectacular Martín pescador. Tan fácil como seguir los dictados de la propia naturaleza.

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