Por Tamara Crespo/ Fotos: Fidel Raso
El filósofo Javier Sádaba mantuvo, durante la charla que ofreció el 16 de junio en Urueña, el interés de un auditorio que no se ha cansó ni de escucharle ni de preguntarle. A propósito de la publicación de su último libro, Memorias desvergonzadas, e invitado por la librería Primera Página, habló en el Centro e-LEA de la Villa del Libro, de algunos de los temas que conforman su obra, una filosofía para la vida que, sin perder el rigor si no más bien todo lo contrario, pues es fruto de años y años de tenaz estudio, se acerca a los temas que a todos nos afectan e importan en nuestra vida cotidiana. Se habló mucho de bioética y de eutanasia, pues había entre el público varios médicos, pero también de la situación de la democracia, del entronque entre las ciencias llamadas «puras» y la filosofía, de educación, de religión, inmigración… Sádaba trata de hacerse entender y habla con claridad y sin ambages, no es un filósofo de estrado académico, sino que se aplica eso, que contó en otro lde sus casi 40 libros, de que la filosofía es una ayuda «para vivir lo mejor posible» y comparte ese conocimiento con la sociedad. Su generosidad, humildad y «curiosidad» de sabio, de quien «goza», como explicó varias veces, leyendo y adquiriendo conocimiento, la expresa en este libro cuando afirma: «Yo he aprendido mientras escribía estas memorias. Mi deseo es que también otros, quién sabe, puedan aprender de ellas».
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