Desde las dunas de M’Hamid, en el sur de Marruecos, a Urueña, Enrique y Candela nos envían esta bella postal del Sáhara. El paisaje de un desierto de arena, en su inmensidad y aparente vacío, tiene una fuerza muy especial. M’Hamid El Ghizlane, «llanura de gacelas» en árabe, que es el nombre completo de este lugar, es una pequeña ciudad oasis en el sur de Marruecos, situada en la provincia de Zagora, que pertenece a su vez a la región de Drâa-Tafilalet. El valle del río Dräa es una sucesión de oasis y casbas (fortificaciones de adobe) rodeadas de desierto, pero para ver las primeras dunas del borde sahariano ha de descenderse hasta Zagora, Tamegroute (con una maravillosa biblioteca histórica, por cierto), o la misma M’Hamid, que está situada a 24 kilómetros de la frontera con Argelia. Quienes no conozcáis el país vecino, deberíais animaros, pues los que, como nuestros amigos o nosotros mismos, lo conocemos, siempre queremos volver. El país tiene, entre otros, el aliciente de la diversidad, poco tiene que ver este sur de nómadas y caravanas, de bereberes como los Tuareg, con el norte ni con la región de las montañas, la cordillera del Atlas, o la costa mediterránea con la atlántica. Gracias, Enrique, Candela, por llevarnos de nuevo allí con vuestra postal viajera, ¡cómo sabéis que #nosencantarecibirpostales! y, sobre todo, que os acordéis de nosotros y de esta pequeña librería de viajes durante los vuestros.
