Marta Martínez Carro, editora, nos invita a la presentación de Mi camino a través de los Pirineos, de Lisa Fittko, para «charlar de mujeres que pidieron la igualdad cuando ni siquiera podía imaginarse, de cómo ser una editorial como ContraEscritura y no acabar matando a medio mundo o exiliada en una cueva o de personas capaces de jugarse la vida por salvar la de otros. Habrá datos, curiosidades, reflexión y risas.» Promete que valdrá la pena que vengas y desde Primera página lo damos por hecho.
La cita es el sábado 16 de diciembre, desafiando el frío del invierno, como en la historia de resistencia y valentía que nos contará Marta. A las 13:00 horas os esperamos en el Centro e-LEA de la Villa del Libro para compartir la pasión con la que esta valiente edita libros necesarios, imprescindibles, extraordinarios, libros de los que nunca se sale indemne.
Sobre Mi camino a través de los Pirineos
«No podíamos dejar pasar la oportunidad de que se creara un paso en la frontera y tal vez encontráramos a alguien para hacerlo. Pero, ¿no sería eso como decir: “Nosotros no queremos arriesgarnos, dejemos que otros lo hagan”?»
Lisa Fittko (1909-2005) fue una luchadora antifascista desde su juventud como miembro de la Unión de Estudiantes Socialistas.
Acusada de producir y distribuir panfletos antinazis, tuvo que huir a Praga en 1933. Su exilio continuó en Suiza y París, donde fue retenida en el Velódromo de invierno y finalmente deportada al campo de concentración de Gurs. Logró escapar hasta a Marsella para acabar afincada en Banyuls-sur-Mer. Desde la pequeña población, estableció una ruta de paso para refugiados políticos, intelectuales y judíos hacia España. Organizó y acompañó en su salida a más de cien personas amenazadas por la ocupación alemana y el régimen de Vichy. En el primer grupo de tres personas a las que guió se encontraba Walter Benjamin, que fallecería en Portbou tan sólo veinticuatro horas después.
En 1941, logró su propia escape a Cuba.
En este libro explica toda esta historia.
En 1948 pudo trasladarse junto a su marido a Chicago donde ejerció como profesora de lenguas extranjeras.
Adquirió relevancia pública como escritora a finales de los años 80 gracias a sus dos publicaciones autobiográficas: Mi camino a través de los Pirineos y Solidaridad no deseada: mi huida por Europa.
Mantuvo su actividad política ligada a movimientos pacifistas estadounidenses hasta su muerte en 2005.
